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30 enero 2010

LA CLASE DE LAS PALABRAS

Ahora los profesores quieren saber quiénes somos nosotros: para ello cada uno entrega la propia apreciación de sus posibilidades y limitaciones y luego entra en el escenario que ellos han preparado cuidadosamente. La escenografía se compone de palabras, muchas palabras escritas en tarjetas multicolores sobre la mesa, alrededor de la cual los personajes - nosotros - iniciamos la actuación de buscadores de significados. Parafraseando a Galeano -como en el título de esta entrada al blog-  podría decirse que los maestrandos abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los aprendices de investigadores andaban en busca de palabras que no conocían y también buscaban palabras que conocían y habían perdido en los trayectos previos de Metodología.
Luego nos proveyeron de hilo para empezar a tejer las ideas: intento reconstruir mi primera cadena secuencial, en la cual partí del "análisis del discurso" como técnica cualitativa que me gustaría aprender a utilizar para llevar a cabo mi investigación.
Al respecto me resultó interesante lo que plantea Bourdieu en el texto "Comprender" que leí en el curso de Metodología II: dice que el análisis de la conversación, teniendo en cuenta las características sociales y culturales de los participantes, la puesta en relieve de las estructuras inmanentes en las palabras coyunturales pronunciadas en una interacción puntual, es lo único que permite volver a captar lo esencial de lo que constituye la idiosincrasia de cada uno y de toda la complejidad singular de sus acciones y  reacciones.
Bourdieu nos alerta sobre  los riesgos de la escritura:"Transcribir es necesariamente escribir en el sentido de reescribir: como el paso de la escritura a la oralidad que opera el teatro, el paso inverso impone, con el cambio de soporte, ciertas infidelidades que son, sin duda, la condición de una verdadera fidelidad".
Es que todo esto tiene que ver con otras palabras que elegí (perspectiva, responsabilidad) y la que agregué en una tarjeta en blanco (explicar).
Luego, desarmar para armar el sentir del pequeño grupo, donde educación y  transformación fueron las estructurantes. Ya no es una cadena, sino un árbol que rápidamente ramifica en ideas, sensaciones, conceptos que han encontrado la oportunidad de decirse, repetirse, compartirse en un espacio de gestación grupal. 
Creo que esta noche regresamos a casa más distendidos, con la impresión de que la escucha y la palabra, el hacer y el ver pasaron del frente al espacio aúlico total.